lunes, 12 de diciembre de 2011

LA TERCERA ES LA VENCIDA Y LAS "VENCIDAS", los "bombers" y la Biblioteca ¿se va o se queda?

Hi Manuelaugusto,
Livingston Denegre-Vaught Charruf commented on your link.
Livingston wrote: "Me da pena que un gobierno extranjero esté más interesado en adquirir la biblioteca más importante de México. ¡Que lástima que despues de toda una vida, la de Don Jorge,de proteger lo que pertenece a México acabe en el extranjero donde sí se valoran los tesoros bibliográficos!"

 Las fotos de la biblioteca son todas de la Colección de Literatura Mexicana, Arte y Cultura General, en la casa ubicada en Chicago, de la llamada Gran Manzana de la Ciudad de México.


 Bueno, querido hijo, no es precisamente el gobierno sino una institución que resulta bastante autónoma del ejecutivo. Pero, además, yo no considero al Canadá como una nación extranjera. Es la patria de tus hermanos y allí fui muy feliz: aprendí, enseñé y siento a ese enorme país como una verdadera casa abierta.Y su hospitalidad la hace mi casa.
 Por otra parte, resulta que tu tío se opone radicalmente a que salgan los acervos de nuestro lar y por eso ha buscado otro comprador. Está en Puebla, ciudad de una enorme cultura que ya abriga muchísimos libros de tu abuelo. En efecto, Tola de Habich vendió al gobierno su biblioteca particular. Es literatura mexicana. La mayoría de los libros los adquirió de nuestra librería anticuaria. Tal como lo pone en sus bibliografías, editadas por él mismo, en Premiá.Y, ¿sabes?, esa colección está en la célebre Palafoxiana.
 Allí, además,  está colección original con que se creó la virreonal Palafoxiana.
La Biblioteca Palafoxiana es un recinto bibliográfico de la ciudad de Puebla, fundada por el obispo Juan de Palafox y Mendoza en 1646.
Ubicada en el centro histórico de la Puebla de los Ángeles es un Monumento Histórico de México desde 1981 y desde 2005 fue incluida por la UNESCO como parte del Programa Memoria del Mundo.
El obispo Palafox donó su librería personal, compuesta de cinco mil volúmenes ante el notario Nicolás de Valdivia el 5 de septiembre de 1646, para que fuera consultada por todos aquellos que quisieran estudiar, pues su principal condición fue que estuviera abierta al público y no sólo a eclesiásticos y seminaristas.
 Pues allá, un gobernador de cuyo nombre no quiero acordarme, construyó un enorme edificio que llamó Biblioteca. No más le faltan los libros. Está tan vacía como la que hizo el imponderable Fox y llamó José Vasconcelos. Luego en un típico acto de soberbia calderoniana, éste comró unas cuantas bibliotecas cantinflescas y en vez de llevarlas al recinto de San Lázaro, las quiere poner en la  ciudadela, en un recinto que combina el lujo ostentoso de los nuevos ricos--con los dineros de los pobres pobres-- y los baños cerveceros que apestan y no dejan concentrarse a uno en su lectura.

Y fue así, vinieron la semana pasada a visitarnos en nuestra Biblioteca ubicada en la calle de Oklahoma. Ahora, parece que están tan interesados,  que un primo nuestro,  Julio César Padrón Alcocer, que vive cerca de tu tía Mery, en Puebla,  es el contacto y regresará esta semana con los representantes del gobernador para ofrecer un contrato serio.
Así es que hay muchas posibilidades para que la biblioteca de tu abuelo se quede en México.
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Espero que esta noticia te de gusto.

Por cierto, no me dio mucha satisfacción encontrarme conque el campeón de los Estado Unidos en wrestlifting, o como se llame el deporte de las "vencidas", ande en bares aunque sea muy de tu primo Charrurf. No hay congruencia en que tu enorme mansión ahora sea un centro de rehabilitación alcohólica y desde la elegante cantina de tu pariente te dirijas a todos los parroquianos para invitarlos a asistir al centro de rehabilitación, allá en Houston. ¡Lo vas a dejar sin clientes!

 Abajo, la casa de mi hijo Lívingston en Houston, ahora Centro de Rehabilitación. Con modestia, así se refiere a él: "Estas son las nuevas instalaciones de el Kingwood Recovery Center, en el cual se tratará a bombers adultos con problemas de alcoholismo o drogadicción; muy pronto tendremos la página web lista. Si conoces a alguien que necesita ayuda no dudes en referirte a este sitio."
---Sí, Lee,  ya tengo prospectos. But, tell me, what's "bombers". A poco,  son realmente bomberos?
Y  aquí posa con un contendiente, al que seguro le gana.

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Hi Manuelaugusto,

Livingston Denegre-Vaught Charruf commented on your link.

Livingston wrote: "Me da pena que un gobierno extranjero este mas interesado en adquirir la biblioteca mas importante de México, que lastima que despues de toda una vida, la de Don Jorge,de proteger lo que pertenece a México acabe en el extranjero donde si se valoran los tesoros bibliográficos."
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viernes, 2 de diciembre de 2011

LÁGRIMAS DE COCODRILO Y LAMENTOS GITANOS POR LA BIBLIOTECA QUE SE VA AL CANADÁ





Desde los primeros años de la Conquista vea de cerca a México  a través de  los SIGLOS; pase por la Nueva España y llegue a la época de la  expulsión de los jesuitas en 1767 y sígale después de saqueos, incendios y hogueras inquisitoriales hasta llegar a la turbulenta época de las Leyes de Reforma.Verá entonces, como tantos estudiosos de bibliotecología que sí, sin duda,  han salido del país centenares de valiosas bibliotecas privadas.
Nadie se ha rasgado la vestidura por esa emigración. Hasta han habido suspiros de alivio de corruptos administradores públicos cuya conciencia no alojó nunca remordimiento alguno por tanta dilapidación de las fuentes primarias de la Historia Patria.
  
Y ahora, en la vejez viruelas: ¡¡expresan amargura los envidiosos y ya hay signos de desencanto por la incumplida promesa de Calderón!! ¿Cuál, entre tantas? ..Ah, pues la dizque  adquisición de las mejores colecciones de libros,  para evitar el éxodo de los tesoros bibliográficos, necesarios para nuestra cultura y la correcta valorización de nuestros extraordinarios avatares históricos.

¡¡HAY LÁGRIMAS DE COCODRILO, LAMENTOS Y QUEJAS PORQUE SE VA LA BIBLIOTECA PARTICULAR MÀS IMPORTANTE DEL PAÍS AL CANADÁ!! Y nos culpan, hipócritamente, de tal acto en defensa de los sagrados intereses del patricio JORGE DENEGRE VAUGHT PEÑA y los nuestros propios.
En efecto,   me he referido en varias ocasiones al evento que creí un magno proyecto, sin precedentes, acto histórico en que-- hace casi un año--, Felipe Calderón, al inaugurar el “Fondo Bibliográfico José Luis Martínez”, en la Biblioteca  México ( que ahora llaman “José Vasconcelos”), el 19 de enero pasado, delineó “una política de adquisición de tesoros bibliográficos del gobierno federal”.Este ostentoso y pomposo marbete se convirió en la compra—aún ni siquiera pagada a los deudos—de bibliotecas de monitos, revistas y libros de texto, de libros en idiomas extranjeros, de libros quemados, ahumados y mutilados, de libros que hay por montones, en todas  partes, expuestos a la venta en las librerías del FCE—pero que nadie compra—de ediciones corrientes, de unos cuantos burócratas, donde se han dilapidado millones de dólares que de ninguna manera pueden justificarse. Mientras, se hacen auditorías que arrojan más de 20 millones que no pueden aún justificarse…


El cruel  reconocimiento del filósofo e historiador José Gaos de que “toda biblioteca privada es en mayor o menor parte una colección de proyectos de lectura” no es más cierto que lo escrito por el novelista Arturo Pérez-Reverte en El club Dumas: “Corso sabía por experiencia que, tras el fallecimiento de un bibliófilo, a las veinticuatro horas de salir el féretro, salía la biblioteca por la misma puerta”.


Cercana a esa frase lapidaria, encajada en una mala novela y la obra epistemológica del pensador español, a imagen y semejanza del epitafio de los perseverantes coleccionistas nacionales, se inscribe  la historia de las bibliotecas,  que comprende el enorme período de cinco centurias de buenos propósitos de lectura, de estudio y atesoramiento tezonero y de fugas peliculescas. Y por eso y más no delira Lira cuando afirma  que no es “una historia luminosa, la de la bibliofilia en México”. Sentencia: es
 una historia trágica.
Pero sí,  francamente exagera cuando habla de que hay una tradición: la donación a instituciones públicas de bibliotecas privadas. Donan los que no supieron aquilatar el esfuerzo de su ancestro ni vender a precio justo tanta sabiduría impresa.
Y ahora hablan de que ya que no compró la culta dama de conaculta, debimos donar, mientras prometen pagar millones por pasquines y nos acusan de llevarnos nuestros libros a otra parte tras frustradas ventas con las biboiotecas oficiales y con bibliófilos particulares que querían dar cualquier cosa por gemas, coronas y tesoros.
Y que las rentas perdidas, el mantenimiento a lo largo de NUEVE 9 lustros en tres 3 Casas-Bibliotecas de documentos, folletos, pergaminos, incunables, obras importantes para el estudio de la historia de nuestro país y la inversión de millones de pesos en la compra, conservación, difusión, investigación, publicación de libros de trascendencia nacional, TODO ESO,  que nos lo pague Dios y  démosle ¡Gracias! y no miremos a quien…

El otro día,  citaba al egregio don Agustín Millares Carlo quien,  en un artículo publicado por el Licenciado Raúl Noriega < a instancias de mi padre, JORGE DENEGRE VAUGHT PEÑA>, en México en la Cultura—el suplemento sabatino del desaparecido  Novedades—concluía que el fin de la bibliografía casi siempre está en manos de voraces libreros que adquieren los tesoros acumulados en una vida de sacrificios  por el coleccionista,  despojando a una pobre viuda que ni conoce su valor bibliográfico ni tiene idea del económico: “matan víbora en Viernes”, escribió sarcásticamente el mayor y más sabio polígrafo hispanoamericano.

Y continúa el articulado articulista:

Y es que muchas bibliotecas conformadas por hombres sabios con el fin de reunir, rescatar, preservar y difundir el legado bibliográfico documental de México, dejaron el país, al ser adquiridas por universidades de EU y Europa.

Es cierto, pero también debe aceptarse sin ambages,  que la realidad es distinta  cuando se aprecia que no han sido compradas por instituciones mexicanas, porque nunca tienen dinero suficiente y menos interés de malos gobernantes por evitar la fuga de todos esos talentos incrustados en las fuentes fundamentales para comprender nuestro devenir y razón de ser, y contra toda su voluntad han tenido que acudir a instituciones extranjeras, donde sí saben aquilatar el valor real del acervo. Asimismo, porque los particulares en este país son como los retrató el célebre sabio oriundo de Canarias: quieren adquirir a fortiori, arrebatándolo a los herederos lo que se integró con sangre, dolor y lágrimas, además de la honda satisfacción de salvar del olvido los testimonios de nuestro pasado.

 Y tampoco es verdad que han ido los dueños de tesoros bibliográficos al extranjero, para venderlos a mejor precio. Simplemente, como acotó mi padre en una de sus eruditas disertaciones en los prólogos de las obras que publicó en Editorial Academia Literaria, los biblófilos han tenido que ofrecer su patrimonio a instituciones que las han comprado  a un precio razonable para   compensar un poquito de lo gastado en la inversión y proporcionar a los libros un lugar ventilado, moderno, a salvo de cualquier contingencia de fuego, agua y plagas para poner esas fuentes de información a disposición de estudiosos e investigadores de todo el mundo.

Esos tesoros emigrantes  han tenido mejor suerte que otros que sí, de veras, han sido desintegrados, destruidos o extraviados por los propios malos mexicanos, devoradores estúpidos de sus raíces para morir iguales…como decía el genial José Alfredo Jiménez.
. ..Lo contó muy dramáticamente  un viejo visitante de la Biblioteca Denegre Vaught Peña,  el sorjuanista  Elías Trabulse  al recibir el Homenaje al Bibliófilo que otorgan anualmente los rganizadores de la “Feria Internacional del Libro" de Guadalajara.

Uno de los cariñosos compradores que quiere poner a la bandera del maple, la de hojas de libros raros y antiguos!!Asi trató al nieto de don JORGE DNEGRE VAUGHT PEÑA  y hasta le OFRECIÓ UNA BECA en MacGill!!
El historiador e investigador de ciencias duras, además de coleccionista impulsivo, Elías Trabulse aseguró que esa parte olvidada de nuestro pasado, la de los bibliófilos mexicanos, “tiene un lado oscuro e ¡incluso trágico para la historia de México!
“Muchas de las colecciones bibliográficas y documentales de los bibliófilos mexicanos sufrieron un destino que nunca fue previsto y menos aún deseado por sus poseedores, la de su pérdida, o su adquisición por países extranjeros”.

 La tal política de adquisición de Calderón se redujo a la compra de unas destartalas bibliotecas, que incluye la compra del acervo de Antonio Castro Leal, quien, entre otros cargos gubernamentales, fue director del Fondo de Cultura. Desafortunadamente, esa biblioteca sufrió los estragos de un voraz incendio y desde que la adquirieron los de CONACULTA, no han podido ponerla en manos del publico porque está en un proceso de restauración.  Casi todos los libros están ahumados, con partes perdidas, devoradas por las llamas y así se dañaron irreparablemente muchas otras; aparte de esas pérdidas sensibles, también se dice que los herederos la saquearon, dispersando el valioso acervo.
 Además de esa colección, Contraculta, adquirió las bibliotecas de Jaime García Terrés, Alí Chumacero y Carlos Monsiváis. Los tres trabajaron en el FCE, desde corrector de pruebas—el poeta Chumacero--, autor de obras de texto—Monsiváis—y director, el primero de los mencionados. Por lo que resulta obvio que hay un interés desmedido por parte de la directora de CONACULTA de ayudar a los herederos de los “fondistas”, ayudándose a sí misma.
  
El catedrático universitario del Colegio de Bibliotecología y estudioso de las bibliotecas personales mexicanas, Daniel de Lira Luna, acierta también al señalar que esa iniciativa no es una política de Estado, sino que simplemente se trata de ·un criterio de adquisición.” Y muy personalísimo, por cierto, porque además de ésta, se adquirieron las de otros personajes muy ligados al Fondo de Cultura Económica, donde estaba instalada la señora Sáizar.

La biblioteca de José Luis Martínez fue comprada porque habiendo sido por años director del FCE,  Consuelo Sáizar acudió a hacer un extraño pacto con los hijos a quienes conocía bien porque ella misma heredó ese puesto de la cultura oficialista. Pero, de ningún modo puede considerarse un ejemplo de rescate  de libros valiosos para la historia de México, porque, simplemente, no los tenía excepto por aquellos que compró a don Jorge Denegre Vaught Peña. La mayor parte de ese fondo eran obras de la propia editorial gubernamental.

Añade Lira: “en la historia de México no ha habido un interés de parte de las instancia oficiales por la compra de bibliotecas”.
 Reconoce, asimismo,  que es necesario adquirir el patrimonio bibliográfico de bibliófilos mexicanos para que no salgan del país”

Y es que dice De Lira, si algo caracteriza al gobierno mexicano es la falta de visión o conciencia para preservar sus testimonios documentales históricos.

Por eso las donaciones son básicas para las bibliotecas mexicanas. Tan sólo la Biblioteca Nacional resguarda los fondos bibliográficos y documentales de Luis y Lía Cardoza Aragón, Victoriano Salado Álvarez, Carlos Pellicer, Mariano Azuela y, por otra parte, la Biblioteca del INAH, gracias al dinamismo y pericia del que fuese Presidente Vitalicio de la Academia Nacional de Historia y director de la Biblioteca de Antropología casi toda su fructífera vida,  resguarda las bibliotecas personales de arqueólogos y antropólogos que les ha donado la familia de Francisco del Paso y Troncoso, Federico Gómez de Orozco, Ignacio Ramírez y Luis Álvarez y Álvarez; en 2010, la hija de Fernando Cámara Barbachano, impulsor de la antropología social mexicana, donó 15 mil documentos de la biblioteca de su padre, recordó don Daniel.

Pese a tales donaciones y acervos adquiridos por universidades extranjeras, Elías Tabulse dice que una gran cantidad de ellos fueron destruidos en el siglo XIX con las Leyes de Reforma, que quitó alo clero no sólo las tierras muertas sino sus muy vívidas bibliotecas donde se albergaba gran parte del saber nacional. Y en ese patriótico proceso, desafortunadamente  se extraviaron más de la contabilidad de Trabulse, que es de 10 mil 652 volúmenes y muchas otras obras fueron quemadas y muchas mutiladas, arrancando páginas e ilustraciones por los bárbaros y vandálicos de la cultura libresca.
En las universidades de Texas, California, Tulane, Chicago, New Haven, Providence, Berkeley, Michigan, Londres, Leipzig, París y Oviedo, entre muchas ciudades europeas y norteamericanas, están los acervos bibliográficos y documentales de importantes y numerosos  bibliófilos mexicanos del siglo XVIII, XIX y XX.
AHORA, INFORTUNADAMENTE PARA LOS fariseicos  PATRIOTEROS QUE QUISIERAN QUE SE DONARAN LOS LIBROS A INSTITUCIONES QUE NI TIENEN PRESUPUESTO PARA PRESERVAR ADECUADAMENTE LOS LIBROS ANTIGUOS, NI SIQUIERA LUGAR DONDE ALOJARLOS,  NI RECURSOS PARA SALVAGUARDARLOS DE LA RAPIÑA—donde los propios bibliotecarios, con muy honrosas excepciones, son los primeros en apoderarse de lo que debiera pertenecer a la Nación, --
LA BIBLIOTECA DE JORGE DENEGRE VAUGHT PEÑA irá al Canadá donde sabrán preservarla, difundirla y propagar sus tesoros por medio de internet para atender a los estudiosos de la Historia Mexicana, muchos de los cuales, cuando visitan nuestra Patria no pueden tener acceso a esas fuentes primarias de conocimiento ya sea porque han desaparecido de los estantes de las bibliotecas oficiales o porque los particulares las resguardan a piedra y lodo y bajo siete llaves.
Si en el siglo XIX y XX fueron compradas las bibliotecas de Genaro García, Joaquín García Icazbalceta, José Fernando Ramírez, José María de Ágreda y Sánchez, Nicolás León y Genaro Estrada, en el siglo actual fue donada la biblioteca de Augusto Monterroso a la Universidad de Oviedo, en España por la viuda del escritor guatemalteco, quien decidió sacarla de México.

El éxodo de las bibliotecas en México comenzó desde el siglo XVI, cuando los propios españoles se llevaban códices, libros impresos en la Nueva España y documentos fundamentales a la madre patria. Y esa fuga se incrementó en 1767 con la expulsión de los jesuitas.
En todo tiempo  se dispersarsaron o se destruyeron las  bibliotecas; después vinieron los saqueos con las Leyes de Reforma; en el siglo pasado se acabaron de aniquilar las bibliotecas que quedaba en recintos religiosos por parte de los Cristeros que pretendían poner a salvo las fuentes de la historia eclesiástica.





Esa inestabilidad que vivieron las bibliotecas en el siglo XIX y XX refleja la incertidumbre política y social de México, como lo confirman el destino de los fondos bibliográficos de Genaro García y de Joaquín García de Icazbalceta.  La primera, la más valiosa de todos los tiempos, pues contenía una colección de manuscritos de los protagonistas de la Independencia, fue vendida en 1921, y el acervo de García Icazbalceta, el gran bibliógrafo del siglo XIX, se dispersó recién fallecido y, posteriormente,  una gran parte fue vendida en 1937 por sus descendientes. Ambas bibliotecas fueron compradas por la Universidad de Texas.
Aunque Elías Trabulse cree que la biblioteca del historiador Genaro García, que murió en 1920, fue vendida a la Universidad de Texas por sus familiares tras el rechazo de la recién fundada Secretaría de Educación Pública, que carecía de los fondos $$$ suficientes para aprovechar la oferta de los herederos para que la institución educativa la comprara a un precio menor de su valor real , el estudioso Daniel de Lira asegura que fue el propio Genaro García quien la negoció en vida, ofreciéndola  a la universidad tejana Digo yo que así lo hizo,  a sabiendas de la conducta inmisericorde, valemadrista y antipatrótica de los funcionarios gubernamentales.

Esa sensata decisión  la confirman dos cartas que están en la biblioteca de la cancillería mexicana.

Aparte de  esa ingente colección, deben sumarse al éxodo irremediable la biblioteca de José María Andrade, o “Biblioteca Imperial de Maximiliano”, subastada en Leipzig en 1869; la de José Fernando Ramírez, ministro de relaciones de Maximiliano, rematada en Londres en julio de 1880 y la de José María de Ágreda y Sánchez, que se dispersó en el extranjero a su muerte por decisión de sus herederos en 1916.

Trabulse dijo que el gran momento de la bibliofilia mexicana fue la segunda mitad del siglo XIX, donde una serie de sucesos históricos facilitó la formación de las más ricas bibliotecas particulares que han existido en México “pero desafortunadamente los acontecimientos históricos desembocaron en la perdida, desintegración o traslado al extranjero de los más ricos fondos bibliográficos acumulados durante cuatro siglos”.






Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta, anunció hace mucho la compra de la biblioteca personal de Antonio Castro Leal y habló de la negociación con la familia de Carlos Monsiváis, entre otros.
Beatriz Sánchez Monsiváis, prima del cronista, comentó en la presentación de un libro del intelectual, que la familia ha recibido “la invitación”, pero aún no hay una negociación ($$$).
Egresado de la Universidad Canadiense que adquierá la Biblioteca Denegre Vaught , asi me pelee a muerte con quien se me ponga en frente, y allí irá donde será custodiada celosamente y se pondrá al servicio de la humanidad toda. Preferible, brothers, a que nos den lentejas. Valen más los garbanzos de a libra...esterlina

Y no la habrá porque sí, es incuestionable,  ¡como dejaron perder la de don JORGE DENEGRE VAUGHT PEÑA!, que los de la institución no podían dar crédito a sus ojos; “Es una super biblioteca; sí, cuesta lo del avalúo; sí, tiene tesoros increíbles!!ª. ¡Pero no hay fondos para este fondo! Y se fueron los desfondados. Y se van los libros al Canadá, no no importa la devaluación de la moneda.



 Y por todo eso,  debe ponerse el chaleco y llevar siempre en su conciencia que la demagogia no lleva a los hechos y que hablar politicastramente de la adquisición de 20 bibliotecas, no sólo resultó una exageración, un eufemismo que demostró públicamente la ignorancia presidencial acerca de libros y bibliotecas: en todo México no hay ni puede haber no 20 sino unos cuantos verdaderos acervos particulares, que se cuentan con los dedos o los puntitos de los dados y que, daemás, no se venden porque sus dueños son multimillonarios.

Lo señalado el día de la inauguración resultó  pues una gran mentira.  La terrible realidad es que el dinero gubernamental se ha perdido; hay la danza de 20 millones que no puede justificar la Sáizar, y hay, como si fuera poco,  la estúpida idea de gastar no en el acondicionamiento de unos baños públicos nauseabundos, que parecen los de una cantina de baja estofa sino emplear los dineros del pueblo en absurdos proyectos como  cambiar las históricas lozas bicentenarias de la Ciudadela por cualquier piso ostentoso, dizque modernista  y de salón cursimente elegante de pésimo gusto, pero, eso sí, trabajitos de arquitectos fifís que,--bien lo sabe todo el mundo--  dejan comisiones a granel y que permite enriquecerse ilegítimamente, convirtiéndose en otro caso de “riqueza inexplicable”, por la cual también resulta inexplicable para la Sáizar la riqueza de la verdaderamente mejor Biblioteca Particular que dejó que se fuera al Canadá porque—dice Migallón--, fue preferible comprar las biblioteca de monitos de Monsi, la del poeta y corrector editorial Chumacero y la extranjerizante y nada nacional de García Terrès. Asì lo dijo: preferimos comprar tres que, además, cuestan cada una tres veces menos que la del bibliógrafo e historiador Lic. JORGE DENEGRE VAUIGHT PEÑA. Al “3 x1”, como en el mercado…
Mind you, el precio lo puso la valuadora Porrúa que ellos mismos solicitaron que contratáramos para que indicara de manera imparcial el valor económico cercano a la realidad de la Mega Biblioteca. Así lo hicimos, y así se rajaron ellos.

Para este gobierno sí hay lana para matar, dar premios por denuncias a narcos y para pagar a matazetas
De Lira Luna dice que a la biblioteca de José Luis Martínez se podrían sumar las de Alí Chumacero y de Jaime García Terrés, los tres bibliófilos muy cercanos al Fondo de Cultura Económica.
Para De Lira Luna es importante que la Sáizar de  Contraculta establezca los criterios y lineamientos de transparencia para la adquisición de estos patrimonios. No lo menciona, pero hablar de transparencia es hablar de $$$$. Nadie  cree que la biblioteca de libros,  de ninguna manera raros, antiguos o señeros, de don José Luis, valiera los dos millones de dólares que se “pagó” y se cree que hay allí gatos negros encerrados… Y, por otra parte, no debe perderse de vista que esa biblioteca es producto de autoregalos, de libros que no le costaron un centavo, de regalos de pedigüeños zalameros y de algunos libros adquiridos con los dineros del pueblo, que generosamente suelen entregarse a funcionarios snobs y gastalones… Es, en fin, sin ser injustos en el juicio, una biblioteca oficialista que no vale la pena ni los millones de dólares que generosamente invirtió por razones inexplicable la señora distinguida del des consuelo..

“Una biblioteca valiosa no necesita tener miles de volúmenes, pueden ser pocos pero muy bien seleccionados y mucho mejor leídos”, concluye don Daniel, en el reportaje que le hizo el reportero mencionado de  El Universal, con motivo de la Feria del Libro de Guadalajara...  Y da justo en el blanco, porque es el caso. Lo único que enseñan en esa biblioteca son libros del Fondo, casi nuevecitos, recientemente publicados, que hay por montones en todas partes, porque nunca se vendieron;  y hay también un fastuoso muestrario  de pipas, las que fumaba Martínez,  para alentar a los lectores que llegan a ir a la flamante sala, a fumar, pipa y no cigarrillos;  es una singular y muy sui generis  lucha contra las drogadicciones y, además, persiste  una desesperada lucha, de esa luchadora incansable, que es Consuelo Sáizar, por las otras drogas, las  de millones de $$$$ perdidos quién sabe dónde…