En 1948, ofreció Manuel Porrúa en su catálogo Bibliográfico, el único ejemplar conocido en perfecto estado y encuadernado en pergamino, del SUMARIO DE LAS INDULGENCIAS, PERDONES Y GRACIAS ESPIRITUALES QUE GANAN LOS QUE LLEVAN LA CINTA DEL GLORIOSO PADRE SAN AGUSTIN, cuyo autor es Fray Marcelo de Lebrija y fue impresa por Pedro Ocharte en 1589. El precio asignado fue de tres mil dólares.
Con ete triste hecho, puede llegarse a la conclusiòn que el patriòtico alemàn llegò para comprar libros raros, antiguos y fundamentales para la historia de Mèxico y que una vez que formò una biblioteca de gran magnitud, decidiò llevàrsela para su tierra.
¿Por què? El señor Linga fue amigo de mi padre. Y le comentaba horrorizado del estado de descuido y abandono en que el Gobierno tenìa sus principales acervos. El no podìa tolerar que su colecciòn adquirida con sacrificios fuese a dilapidarse en manos de gentes que no sabìan o no podían resguardar verdaderos tesoros bibliogràficos. Amaba más al libro que al dinero. Se ve por la sencilla razòn que no recibió un quinto por su gran biblioteca: la obsequiò al pueblo de Hamburgo.
Donar en Mèxico significa que las fuentes primordiales para el estudio de nuestro pasado--por el cual somos el PRESENTE-- se queden embodegados en cajas fràgiles de cartòn pasto de ratas y polillas.. Pues el gobierno de Calderòn preferirà mil veces gastar en armas, bayonetas, càrceles, inversiones bélicas para combatir a sus hermanos, que en libros y anaqueles dignos para preservarlos.
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