martes, 27 de septiembre de 2011

AVILÉS ECHA UNA MIRADA DE ÁGUILA SOBRE LA CULTA DAMA

¿Se queda corto mi colega de la UANM XOCHIMILCO?

René Avilés Fabila |


Pocas veces un artículo mío había tenido una reacción como la que provocó el anterior. He recibido multitud de correos, comentarios telefónicos y opiniones de personas que han tratado a Consuelo Sáizar.


(Me gustaría saber qué dijeron tantos comentaristas).

Empezaré por señalar que cuando la vi en la SOGEM, dije con cortesía “mucho gusto”. Su reacción fue dura: “Ya nos conocemos”. Honestamente no recordaba que me hizo alguna entrevista radiofónica. Pero ésa, es pura sospecha. Mi mala memoria desató una enemistad que me ha costado caro.

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De inmediato me declaró persona non grata para el Fondo de Cultura Económica. Uno de sus funcionarios dijo en público que yo era enemigo de la empresa. Ridículo, allí edité varios libros con buena fortuna. En todo caso podía no simpatizarme Sáizar, pero por la institución tengo cariño y gratitud. Fue mi casa en una época. Esta historia boba me dio la idea de que es una mujer ruda, autoritaria y majadera y vengativa.

Entre los muchos correos que recibí, destaca uno de Joel Ortega Juárez. Su historia es simple. Publicó en el Fondo su autobiografía: El otro camino, 45 años de trinchera en trinchera. Sáizar primero la congeló y luego la retiró del mercado. Algo peor me cuentan Gonzalo Martré y Orlando Guillén: ni siquiera aceptó trato con ellos, escritores de largo historial. Simplemente los vio como basura, olvidando que hablamos de una editorial del Estado, pagada con nuestros impuestos, no de una empresa suya. Ambos se defendieron con las armas que Consuelo les dejó: la sátira. En diversos diarios, distintos escritores y artistas en general se han quejado de su brutalidad. La lista puede ser infinita. Los elogios hacia su trabajo todavía no me llegan, a menos que me digan que mantuvo las finanzas del Fondo en buen estado. Primero, era su trabajo y le pagaban muy bien, segundo, es una empresa subsidiada. Finalmente, la mayoría de los correos y llamadas insisten en su trato despótico, que hoy se ve empeorado con la presencia de Fernando Serrano Migallón, arrogante en exceso e ignoro por qué.



Me desconcierta el rotundo rechazo de Sáizar al Museo del Escritor. Tiene un Consejo Directivo integrado por 13 intelectuales distinguidos y está registrado ante notario público, apoyado por importantes instituciones educativas que ven con simpatía su creación, ella debería entender y apreciar un proyecto de este tipo. México es un país de grandes museos, ¿por qué no crear uno más, uno que no tenga par en el mundo? Lo más grave es que la negativa haya sido avalada por la Presidencia de la República, a donde nos remitimos con docenas de documentos, cartas y firmas recomendando su desarrollo. No hallo sentido al comportamiento destructivo de Sáizar. Es, en todo caso, una venganza: mostrarme que soy poca cosa y que ella tiene el poder. Mi pregunta es, ¿por cuánto tiempo, aún imaginando que el PAN soporte su conducta? Le quedan dos años, 10 meses, 11 días y 6 horas. Tarde o temprano Sáizar desaparecerá de la cultura nacional, será un recuerdo vago como lo es Sari Bermúdez.

Muchos sabemos de dónde le viene el poderío, pero eso no es importante, lo fundamental es que todo un gobierno encabezado por Felipe Calderón se ponga a sus pies. Un periodista afamado me comentó que en algún momento, cuando Sáizar era directora del Fondo, el presidente le dijo que la imaginaba al frente de Conaculta. La responsabilidad no es, pues, de Sáizar, sino del propio mandatario. Cuando discutí la petición suscrita por personalidades con funcionarios al servicio de Felipe Bravo Mena, le mostré mi asombro ante la capacidad de tolerancia o ingenuidad de su jefe, Calderón. Sáizar es santa protectora de acentuados militantes de López Obrador como Carlos Monsiváis, quien una y otra vez critica y se mofa del Presidente. Torpe forma la suya de intentar ser “servidora pública”, una persona que no se digna recibir más que a sus más cercanos intelectuales, pocos por cierto.

Me parece que el servicio público es justo para atender a la ciudadanía. Pero los tiempos y las personas cambian. Todos son autoridad. No me importa cómo era Sáizar cuando trabajaba en una empresa privada, cómo trataba a la gente. Otro es el caso cuando estamos al frente de tareas oficiales. Las he tenido: en la UNAM fui director general de Difusión Cultural, jamás traté con grosería a nadie. El mismo cargo ocupé en la UAM-X y dudo que alguien pueda decir que lo maltraté o di órdenes groseras.

El Conaculta fue, por causas políticas, un parto apresurado. Su primer presidente fue Víctor Flores Olea; siempre ha carecido de política cultural. Ninguno de sus conductores ha dejado de mencionarla, pero ninguno la ha creado. Nadie ha solicitado su opinión a la comunidad artística e intelectual, a los periodistas especializados, a los académicos. Ha sido manejado con prepotencia, para beneficiar a los amigos y rechazar a los demás.
Ahora sé quién es Sáizar, mi siguiente pregunta es, ¿qué demonios hace manejando la cultura nacional? La veo como una ranchera exitosa dentro de un Cádillac.

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