LA PRENSA APRESADA POR EL GOBIERN$$$

 

 Los periódicos tienen O NO un estrecho vínculo comercial con el gobierno.


Reciben o no publicidad.


 

Para ellos la situación es mortal, en caso negativo. La circulación es muy escasa, para todos, sin excepción. Se mantienen tan sólo por suscripciones, casi todas institucionales <lo que los voceadores venden es ínfimo>.


Los periodiqueros venden diarios deportivos, sensacionalistas o amarillistas y de nota roja. Son baratos y no traen sesudos editoriales ni comentarios sobre política.


De suerte que si los diarios grandes, de muchas páginas, no reciben publicidad simplemente no salen. Quiebran.


La situación perversa fue descrita por López Portillo: no pago para que me peguen.


Si un periódico critica a CONACULTA--por ejemplo-- no recibe la publicidad de ese organismo. Suspenden automáticamente los envíos y el periódico se muere de hambre.


Así, el gobierno requiere de gacetilleros y de medios que difundan su propaganda.


Al estilo nazi, creen que una mentira repetida mil veces pasa a ser creída por la gente. Mientras más martillee los oídos de los ciudadanos más posibilidades hay de que tengan verosimilitud.


Pareciera que hay gente que aún cree en la libertad de expresión. Pero no están en el gobierno. Ellos mantienen a sus voceros a través de sus oficinas de relaciones públicas que emiten comunicados. Estos boletines los paga religiosamente la institución emisora.
que vienen siendo como embutes de las oficinas de publicidad de los órganos del Estado.


Y ¡ay de aquél que se salga del huacal! Por inanición perece porque deja de percibir los pagos  de papá gobierno.




Hay, pues, una total dependencia de los medios al Estado y este sometimiento desvergonzado hace imposible hablar de independencia y de libertad de expresión.


Nadie encontrará en esas páginas alguna acogida paa expresar su opinión contraria a los manejos turbios de las dependencias. 


De modo que es por eso que los llamadas redes sociales han tenido tanto auge porque, en realidad, son los únicos conductos para que los ciudadanos expresen sus ideas.

Hay amenazas para aplastar esa libertad de expresión. Pero, tal parece que los administradores de esos servidores entienden que sus ganancias y éxito en Internet están basados en proporcionar plataformas para que los usuarios echen de su ronco pecho gritos de inconformidad y de reto al sistema.